Aprovechar la automatización para un futuro que funcione
La automatización está ocurriendo, y traerá beneficios sustanciales para las empresas y las economías de todo el mundo, pero no llegará de la noche a la mañana. Un nuevo informe del McKinsey Global Institute concluye que el pleno potencial de la automatización requiere que la gente y la tecnología trabajen mano a mano.
Desarrollos recientes en robótica, inteligencia artificial y aprendizaje de máquina nos han puesto en la cúspide de una nueva era de automatización. Los robots y las computadoras no sólo pueden realizar una serie de actividades físicas de trabajo de rutina mejor y más barato que los seres humanos, sino también son capaces de realizar actividades que incluyen capacidades cognitivas que se consideran demasiado difíciles de automatizar con éxito, como hacer juicios tácitos o incluso conducir. La automatización cambiará las actividades diarias de trabajo de todos, desde mineros y paisajistas hasta banqueros comerciales, diseñadores de moda, soldadores y CEOs. Pero, ¿con qué rapidez estas tecnologías de automatización se convertirán en una realidad? ¿Y cuál será su impacto en el empleo y la productividad en la economía global?

De la ciencia ficción a la realidad empresarial
El socio de McKinsey Global Institute, Michael Chui, explica cómo la automatización está transformando el trabajo.
El McKinsey Global Institute ha estado llevando a cabo un programa de investigación en curso sobre tecnologías de automatización y sus efectos potenciales. Un nuevo informe de MGI, Un futuro que funciona: Automatización, empleo y productividad, resalta varios hallazgos clave.
La automatización de las actividades puede permitir a las empresas mejorar el rendimiento reduciendo los errores y mejorando la calidad y la velocidad y, en algunos casos, lograr resultados que van más allá de las capacidades humanas. La automatización también contribuye a la productividad, como lo ha hecho históricamente. En un momento de crecimiento desacelerado de la productividad, esto daría un impulso al crecimiento económico y a la prosperidad. También ayudaría, en muchos países, a compensar el impacto de una disminución en la proporción de población en edad de trabajar. Basado en nuestro modelo de escenarios, estimamos que la automatización podría aumentar el crecimiento de la productividad globalmente en un 0,8 a 1,4 por ciento anual.
Informe – McKinsey Global Institute – Enero de 2017